TEXTO I El concepto de calidad es algo casi intangible, variable, dinámico, que cambia con el tiempo y con las personas que lo definen, con las ideologías, con las creencias, con los presupuestos pedagógicos de los que se parte, ciertamente no es fácil llegar a un consenso sobre lo que supone la calidad en la educación. El debate está abierto -y, de momento, sin cerrar-, con múltiples facetas desde las que enfocar las diferentes vertientes que componen esa pretendida calidad, por todos buscada pero en muchos casos malentendida o supuestamente lograda con la aplicación de programas parciales (deporte, idiomas, paz, interculturalidad, etc.) que, en la realidad, no contribuyen a su consecución como tal, globalmente considerada, derivando en personas formadas integralmente y no solo en estudiantes bien adiestrados en determinados elementos instructivos más o menos de actualidad, que es lo que se busca en muchos casos para “vender” la calidad de un sistema o de un centro docente. Solamente me centraré en dos definiciones de “calidad”, que entiendo como apropiadas para el tema curricular que nos ocupa. En primer lugar, reproduzco la de Carr y Kemmis (1988), que se centran en la práctica del profesorado para definir la calidad: “La calidad de la enseñanza se concibe como el proceso de optimización permanente de la actividad del profesor que promueve y desarrolla el aprendizaje formativo del alumno. Mas la enseñanza se valora tanto por los efectos promovidos en las adquisiciones y estilos del alumno (capacidades, asimilación de contenidos, actitudes, pensamiento crítico, compromiso existencial, etc.) como por la excelencia del propio acto de enseñar (interacción didáctica) y de la implicación contextual en la que situamos la enseñanza como actividad socio-crítica”. La segunda definición es la de De Bono (1993: 47), que afirma que “la calidad total es el mejoramiento progresivo, aun cuando no haya habido ningún fallo”. Ambas definiciones focalizan la importancia de la mejora permanente, con o sin fallos evidentes, pues una alta calidad hoy puede ser una calidad deficiente mañana, sin duda. Por eso hablamos de dinamismo cuando nos referimos a calidad educativa, porque su avance no puede paralizarse en ningún momento. La sociedad avanza y la educación no puede ni debe quedarse atrás si pretende preparar para la vida a las jóvenes generaciones. El logro de la calidad adecuada en cada momento pasa por la consecución de un diseño curricular que ofrezca respuestas válidas a los estudiantes: para su vida y para su sociedad. Si esa deseada calidad no se traslada a un currículum apropiado, se queda en una mera declaración de buenas intenciones (demasiado frecuentes, por otra parte, como ya apuntamos). Por ello, es preciso reflejar las decisiones filosóficas, teóricas, sobre la calidad educativa, en el establecimiento de un currículum y una organización del sistema educativo que las haga viables, que permita su llegada real al aula, al conjunto del alumnado que tiene que beneficiarse de ellas. 1. Según la autora, la calidad educativa es:
Malentendida y controvertida.
Dinámica y cambiable.
Vigente y permanente
Óptima y teórica
Si en una institución educativa se aplica un diseño curricular considerado de “calidad”, entonces:
Los estudiantes desarrollan capacidades para desenvolverse en su entorno.
La comunidad educativa se involucra en las acciones para mejorar la institución educativa.
Los estudiantes logran aprendizajes óptimos para acceder a estudios superiores.
Los maestros optimizan sus estrategias de enseñanza participando en capacitaciones.
El tema del texto es:
Las facetas de la calidad educativa.
Los beneficios de un currículo apropiado.
Calidad educativa para el desarrollo educativo.
La calidad educativa variante.
La intención de la autora del texto es:
Abrir el debate sobre las diversas concepciones de calidad educativa.
Criticar los programas educativos que adiestran estudiantes para promocionar su calidad.
Enfatizar la relación entre calidad educativa y currículo.
Exponer dos concepciones vigentes acerca de la calidad educativa.
Lea la siguiente expresión: “Mas, la enseñanza se valora (…) por la excelencia del propio acto de enseñar y de la implicación contextual en la que situamos la ”. El significado de la expresión subrayada, según el contexto es:
Labor pedagógica centrada en una actitud reflexiva sobre la pertinencia de las estrategias de enseñanza.
Estrategias de enseñanza en función a los estilos y ritmos de aprendizaje, considerando sus efectos en el estudiante.
Práctica pedagógica focalizada en los logros de aprendizaje a partir de la formación docente.
Currículo escolar contextualizado a la realidad del estudiante para transformar su entorno.
TEXTO II ¿Por qué importa saber quiénes son los docentes que forman a los niños y las niñas en el Perú y en América Latina? ¿Por qué interesa saber qué hacen, qué los motiva o el porqué de su malestar profesional? Simple y sencillamente, porque allí se juega parte importante de la calidad educativa que todo sistema y escuela debe asegurar a sus estudiantes. En otras palabras, porque esa calidad, tan buscada y esquiva, encuentra sus límites y posibilidades en los atributos, capacidades, actitudes, motivación, prácticas y subjetividades de los educadores. Seguimos en deuda con una parte importante de los niños y las niñas que asisten a la educación primaria en nuestra región. Seguimos insistentemente tratando de buscar pistas y alternativas que nos orienten respecto de cómo mejorar la enseñanza y el aprendizaje en tantas aulas y escuelas de nuestros sistemas. Así, hemos visto inundado el campo educativo de políticas y acciones de focalización y compensación, de alternativas y sistemas de evaluación de los aprendizajes y del desempeño profesional docente, de modelos de apoyo para la mejora sustentados en la eficacia y escuelas eficaces, de inclusión y disminución de la brechas digitales mediante la incorporación masiva de TIC en las escuelas, entre tantos otros. No es el propósito de este texto –ni de estas reflexiones– el comprender y argumentar las razones y factores que pudieran explicar lo poco avanzado desde todas esas iniciativas. El retrotraerlas al final de estas palabras responde a que toda la evidencia que de ellas emerge no hace sino ratificar la relevancia, centralidad y protagonismo del profesor para el mayor o menor éxito en el desafío compartido de lograr mejores, más significativos y estables aprendizajes en los estudiantes. Junto con los aspectos didácticos y disciplinarios, la planificación y organización de la enseñanza, la satisfacción, motivación, responsabilidad y compromiso que muestran estos formadores con la educación, las escuelas y sus comunidades se consolidan como factores relevantes para aquello que aprenden y logran los estudiantes. Sin embargo, hay que tener cuidado: saberlos relevantes y esenciales es del todo distinto de responsabilizarlos de la baja o insuficiente calidad educativa de los sistemas y en las escuelas. Lamentablemente, en muchas ocasiones, se les ha culpabilizado y ha mostrado como los grandes y exclusivos responsables. Nos preocupa pensar que esta permanente mirada crítica hacia los docentes haya terminado por quitarles la pasión y alegría por enseñar, por hacer de ellos un cuerpo profesional que encuentra más frustración que logros en lo que hace y muestra. Según el texto, una de las razones porque interesa saber qué motiva y molesta a los docentes del Perú y América Latina es:
Evaluar las políticas y acciones educativas para mejorar el proceso de enseñanza - aprendizaje.
La buena estabilidad emocional del docente es un aspecto poco abordado y fomentado por las autoridades.
Parte importante de la calidad educativa está determinada por las capacidades, actitudes y práctica del maestro.
El incremento de docentes desmotivados, frustrados y descontentos es cada vez más evidente y preocupante.
¿Cuál es la tesis del autor del texto?
El maestro es el soporte principal para lograr la calidad educativa en las escuelas.
Los maestros no son los únicos responsables de la mejora de la calidad educativa en el país.
El docente es culpable de la baja calidad educativa de las escuelas y los sistemas.
Las políticas compensatorias han contribuido muy poco a mejorar la calidad educativa en las escuelas.
El argumento principal que sustenta la tesis del autor es:
La insuficiente calidad educativa es exclusiva responsabilidad de los maestros, según se cree.
La búsqueda de alternativas por mejorar la calidad de la enseñanza y aprendizaje ha aumentado.
Las brechas digitales ha disminuido con la incorporación masiva de las TIC en las escuelas peruanas.
Los resultados de las intervenciones educativas implementados en los últimos años.
La intención de los autores del texto es:
Mostrar la difícil realidad en la que se encuentra el docente latinoamericano y peruano.
Convencer acerca del protagonismo del maestro en el logro de los mejores aprendizajes.
Advertir la errónea mirada hacia los docentes peruanos sobre su compromiso y vocación.
Comparar la poca eficacia de las medidas educativas implementadas rápidamente.
De acuerdo al texto se puede inferir que:
Toda política educativa debe contemplar incentivos a los docentes para que su entusiasmo por enseñar se mantenga.
Las acciones pedagógicas implementadas siempre se sustentan en modelos eficaces de logros de aprendizaje.
El reconocer el carácter esencial del docente es muy diferente a culpabilizarlos sobre el éxito o fracaso de los aprendizajes.
Las condiciones laborales y las oportunidades de crecimiento profesional siempre determinan el compromiso profesional docente.